Por unas monedas

UNO
Los dos ladrones que entraron al supermercado chino vestían trajes, de los baratos. Pero, a pesar de la capucha, se los veía prolijos.
El más alto se acercó a la caja y le puso el revólver en la cabeza al chino.
- Señor, por favor, tenga la amabilidad de entregarme todo el dinero. Dijo el ladrón.
El chino berreó algo incomprensible, pero de inmediato vació la caja.
El otro ladrón vigilaba la salida, con una mano sujetando el picaporte de la puerta; no vaya a ser que los agarraran por una tontería.
El trámite parecia sencillo pero... El ladrón vigilante pegó el grito: "¡Cuidado!". Como rayos salieron corriendo para el fondo, mientras el chino se agachaba.
El estruendo fue terrible.
Un colectivo repleto de gente se incrustó hasta la mitad adentro del supermercado.

DOS
Polvo, gritos, quejas... un desastre.
El chofer tirado encima del volante, muerto. El chino, re-muerto, aplastado.
...
Hasta que llegan las hienas a remover los destrozos pasa un tiempo en el que las víctimas estan solas, cada una con su dolor, aturdidas. Y el olor... los va a acompañar el resto de la vida. Lo que ven también.
...
Algunos, como pueden, bajan del colectivo. Los dos ladrones se sacan la capucha, meten las armas en la bolsa donde pusieron el dinero. El ladrón más bajito es mujer. Se desvisten de los disfraces, como seguramente lo tenían planeado antes de la catástrofe.
-Salgamos, va a llegar la cana. Dijo el ladrón.
-No, bestia, vamos a ayudar a esta gente. Además el chino esta frito... Estamos limpios. Dijo la ladrona.

TRES
Subieron al colectivo con cuidado de no lastimarse; estaba todo destrozado. Despacio van viendo si alguien esta menos roto, para sacarlo. Uno tiene la cara ensangrentada pero se mueve, aparentemente, sin dificultad.
- Marina, Leo, ¿qué hacen aca? Dice el de la cara rota.
Marina: ¿Sebas?
Sebas: Si. ¡Ay! Me duele todo, pero... ¿que hacen ustedes dos juntos?
Marina: No digas nada ahora, te vamos a sacar.
Sebas: Esta bien, pero... ¡Aaay! ¡Carajo! ¡Tené cuidado!
Marina: Agarrate de nosotros dos.
Sebas: Ustedes... ¡Aaaj! Ustedes dos me estan jodiendo...
Leo: ¡Callate estúpido! Agarrate. Abajo hablamos.

CUATRO
Bajaron a Sebas y lo pusieron al lado del chino. Marina se lo lleva a Leo aparte para hablarle.
Marina: Con Sebas esta todo mal. No va a dejar de preguntar, nos va a seguir apretando. De aca podemos salir fácil, pero con éste corremos peligro. ¿Qué hacemos?
Leo: Vos subí, andate para atrás y hacé como que estas ayudando a los heridos. Por el ruido parece que estan cortado la chapa del colectivo. Cuando abran te las rebuscas para irte. Nos vemos en lo de tu vieja. Yo me encargo de Sebas.
Marina: ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
Leo: Si llegamos hasta aca yo no doy un paso atrás.
Marina lo miró a los ojos, le dio un beso y le dijo:
- Te quiero. Te espero en lo de mamá, no tardes.

CINCO
Leo no fué a encontrarse con Marina. ¿Qué pasó? Prendió la tele: el conductor muerto, el chino muerto, posible cliente muerto, heridos... nada más. Bien, Leo no dejó rastros, pero tampoco hay nada sobre él; preso no está... Se hizo humo. ¡Hijo de puta! Cómo me va a dejar así; tanto dinero no tenía el chino. No, no puede ser; algo raro vió, se escondió en otro lado... Va a aparecer en cualquier momento.
Suena el teléfono... es Leo:
Leo: Marina...
Marina: Decime que te pasó algo porque estoy furiosa.
Leo: Me estoy yendo...
Marina hizo una pausa, respiró:
Marina: Cobarde. Solo me conforma saber que con esa plata no vas a ir muy lejos.
Leo: No creas, hay más de lo que imaginás.
Marina: Mataste a Sebas; yo lo se.
Leo: De eso no hay pruebas.
Marina: ¡Puto!
Se acabó la conversación.

ESTO ES LO QUE SUCEDIO SEGUN ME DIJERON
Sebas y Leo eran compinches, amigos bravucones que se dedicaban a hacer tropelías por diversión; robaban tonterías para probar que no los descubririan: se sentían invulnerables y creían que eso era el peligro.
Un día Sebas le habló a Leo de Marina y más tarde se la presentó. Fueron a un bar a tomar algo, hablaron pavadas, se rieron bastante. No pasó mucho tiempo para que Leo y Marina fueran amantes.
Entonces Leo le contó a Marina lo que hacían él y Sebas, de los estúpidos que jamás creerían que ellos les podrían robar nada. Le dijo lo fácil que les resultaba y cuánto se divertían. Marina le tapó la boca con una mano y le dijo que ella tambien quería hacerlo, pero con él, en algo más expuesto, con más peligro. Leo le dijo que si, que le diera un tiempo para elejir el lugar.
Fué así que entraron a robarle al chino. Y si, había bastante dinero; que por supuesto se llevó Leo hasta Bolivia, donde lo mataron los gendarmes creyendo que era un traficante. Pero ese fué el fin de Leo. Marina le anticipó la jugada y llegó antes que el a La Quiaca, Jujuy; lo esperó en la terminal de omnibus, se lo llevó al baño a punta de revólver y le quitó la bolsa con la guita. Le sacó un pasaje a Bolivia.
Marina: Te puse un poco de plata en tu mochila.
Leo: Pero Marina ¿qué voy a hacer en Bolivia?
Marina: No se, problema tuyo. Ibas a cruzar si mi.
Leo: Perdoname, por favor...
Marina: Si, te perdono... pero voy a esperar a que subas al colectivo.
Marina esperó a que el colectivo saliera de la terminal.
Antes de llegar a la frontera Leo revisó la mochila en busca del dinero que le había dado Marina. Encontró los billetes y también unos paquetitos que contenían un polvo blanco. Fué tal el susto que, al llegar a la frontera, se bajó del colectivo y salió corriendo. Los gendarmes le dieron la voz de alto, pero el pobre Leo siguió en la carrera. Pum! Adios Leo.
Marina tuvo la intensión de quedarse unos días por la zona, ver la ciudad, el paisaje. Conoció a un colla, petiso, feo, simpático, con el que, luego de un tiempo se juntó, tuvo seis hijos flacuchos y también feos. Una vida tranquila, sencilla, dedicada a criar hijos y bichos, en el medio de las montañas... para pasar el tiempo.

FIN.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este me gusta más. Me estoy debatiendo entre la aceptaciòn de la acciòn o no. Eso tienen de bueno los cuentos del Chileno. Uno termina siendo parte de la historia. No maltrataron a nadie. Fueron prolijitos, educados, atentos y demás. Ayudarán a los accidentados?
Yo creo que si. Eso los reivindicaría al menos un poco, me parece. Entre tanto horror...... Habrá continuidad? Tendré que desdecirme???? La presencia femenina tiene alguna connotaciòn de solidaridad?. Monica